martes, 28 de octubre de 2008

Un solo niño

Mientras haya en el mundo un solo niño,

mientras haya en el mundo un solo niño

que carezca de pan, de fruta y leche,

un solo niño que mastique su hambre desde el alma.

¿De qué sirven discursos, conferencias, seminarios, simposios,

bellas cartas… si hay un niño con hambre?

Mientras haya en el mundo un solo niño

que marche a la intemperie malherido

de crónicas dolencias que sabemos curar.

Mientras esto suceda, ¿De qué sirven partidos, parlamentos,

pactos, acuerdos, frentes, sociedades… si hay un niño

muriendo en este instante?

Mientras haya en el mundo un solo niño

que pierda madre y padre a bala limpia,

que ve muerte y tortura diariamente

en lugar de juguetes y caramelos. ¿de que sirven escuelas pedagógicas,

hermosos edificios de palabras eructadas de vientres satisfechos?

¿de qué sirven psicólogos, filósofos, sesudos antropólogos,

sociólogos… frente a tanta barbarie ejercitada?

Y un solo niño tenga las pupilas petrificadas de terrible espanto.

Mientras haya en el mundo un solo niño

que carezca de escuela, arcilla, lápices,

que carezca de música y pintura!

¿De qué nos sirve el arte, los museos,

conciertos, colecciones, academias?

¿De qué nos sirve todo,

si hay un niño privado de tenerlo?

Mientras haya en el mundo un solo niño

obligado a empuñar la metralleta

para buscar justicia tras su padre,

mientras se encuentre un niño en tal dilema

¿¡De qué nos sirven templos y sermones!?

¿¡De qué nos sirve dios!?

¿¡La humanidad entera!?

¿¡Nuestros sueños!?

¡SI HAY UN NIÑO QUE MUERE CON UN SUBFUSIL ENTRE SUS TIERNAS MANOS!

Hebe de Bonafini

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